sábado, 9 de noviembre de 2013

Candida albicans, un hongo oportunista.


Candida albicans es un hongo en forma de levadura y, como la mayoría de ellos, su temperatura óptima de crecimiento es 37º C (temperatura corporal). Además, para su supervivencia necesita humedad, así que sus zonas preferidas para habitar son las mucosas, la piel y las uñas. Por esta razón, es habitual encontrarla en cepillos dentales, cosméticos, cremas de manos o ropa.

Su clasificación taxonómica es la siguiente:

  • División: Deuteromycota
  • Clase: Blastomycetes
  • Familia: Cryptococcaceae
  • Género: Candida
  • Especie: albicans
Es la especie patógena.

Su tamaño medio es de 2 a 4 micras; sin embargo, en tejidos infectados también se han identificado formas filamentosas cuyos extremos presentan diámetros de  3 a 5 micras.
Candida albicans: Tinción GRAM realizada en el Laboratorio.


Candida, en principio no es patógeno, ya que la flora bacteriana beneficiosa y el sistema inmunitario limitan su crecimiento y frenan su excesiva proliferación, manteniendo así un equilibrio. Ahora bien, si el equilibrio existente se rompe Candida albicans empieza a proliferar y puede dar lugar a un conjunto de enfermedades denominadas Candidiasis o micosis candidiásica, que pueden consistir en leves infecciones de mucosas y piel o desencadenar diseminaciones sistémicas graves, pudiendo afectar órganos vitales.


  • ¿Qué necesita para crecer?
Para multiplicarse utiliza, sobre todo carbohidratos simples. Así, las personas que sufren alguna candidiasis suelen sentir la necesidad de comer muchos dulces.

  • ¿Cómo se transmite?
- La Candidiasis suele ser una enfermedad de fácil contagio, ya que es transmisible por     contacto sexual, 
-Transmisión vertical, es decir, que pasa de madres a hijos, si durante el parto la madre    sufre Candidiasis genital. 


Candidiasis genital:
Una de las más habituales, afecta a la mucosa vaginal y/o al endocérvix, provocando la aparición de flujo espeso y blanquecino y la aparición de enrojecimiento, quemazón e hipersensibilidad. Es frecuente durante el embarazo debido a los cambios hormonales y a la diabetes gestacional. También el uso de anticonceptivos orales favorece su aparición. Además, esta infección puede transmitirse al bebé durante el parto.
Candidiasis Oral:
Se manifiesta en forma de manchas de color blanco rosado sobre la lengua, encías, mucosa oral o comisuras de los labios. Puede ser asintomática o producir dolor, ardor o mal sabor de boca. Algunas veces, puede causar grietas, úlceras y hendiduras.

Candidiasis Esofágica:
Aparece en la profundidad de la garganta. Se manifiesta con dolor pectoral y dificultad para deglutir.

Candidiasis urinaria:
Afecta normalmente a la vejiga y a la uretra, aunque también puede afectar al riñón. 

Candidiasis intestinal:
Cuando existe una proliferación masiva de las Candidas que habitan el intestino. Sus principales síntomas son el estreñimiento o diarrea, indigestión, hinchazón e intolerancias a distintos alimentos. A nivel sistémico se puede observar fatiga, pérdida de peso, depresión e irritabilidad.

  • Factores de riesgo:

- Inmunodeficiencias: pacientes SIDA, pacientes oncológicos, tratamientos de quimioterapia,    con esteroides o con inmunosupresores, entre otros.
- Toma de fármacos, especialmente antibióticos.
- Estrés, tabaco y alcohol, generan tóxicos en el organismo que alteran el sistema inmunológico, haciéndolo más susceptible a la invasión de microorganismos patógenos. 
- Dieta deficiente, en especial la carencia de alimentos que ayudan a mantener la flora intestinal sana, como por ejemplo el yogurt.
- Higiene oral deficiente, que puede proporcionar el medio óptimo para el desarrollo de patógenos.
- Afecciones mucocutáneas, como las causadas por el  humo,  la diabetes o las quemaduras.
- Alteración hormonal: embarazo, anticonceptivos orales o menopausia


  • Tratamiento:

1) Reducir o eliminar la toma de hidratos de carbono simples, como por ejemplo los alimentos con gran contenido en azúcares y harinas refinadas; ya que el azúcar es su principal fuente de energía. Ciertos estudios científicos han demostrado también que los azúcares pueden aumentar la capacidad de Candida para adherirse a las células del organismo,  haciéndola aún más patógena.
La dieta se ha de basar sobre todo en vegetales, frutas, alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, como legumbres, arroz o cereales libres de gluten. En cuanto al pescado, es preferible el pescado azul, por el contenido en ácidos grasos poliinsaturados Omega 3, también se puede consumir marisco. La carne se recomienda blanca  y si es roja ha de estar libre de grasa visible, para evitar las digestiones pesadas, en caso de que hubiera inflamación del tracto digestivo. La forma de cocinar deberá de ser suave (al vapor o hervida) para facilitar las digestiones y evitar la formación de substancias tóxicas en el alimento que pueden empeorar la situación.  Como Candida albicans puede producir intolerancia a ciertos alimentos, podría tomarse como medida preventiva la eliminación de la dieta de alimentos que contengan gluten. Además  podemos aprovechar las propiedades antifúngicas de  algunos alimentos como por ejemplo el ajo.

2) Toma de probióticos y prebióticos, ya que la eliminación de la flora intestinal normal del organismo es una causa directa de la aparición de Candidiasis. Se recomienda la toma de probióticos (bacterias vivas como lactobacilos y bífidobacterias) y prebióticos (componentes no digeribles que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas) para ayudar a restablecer la flora intestinal normal.

3) Suplementación de la dieta mediante la toma de vitaminas y minerales, en     especial antioxidantes que protegerán la mucosa del intestino frente a las agresiones, y el consumo de productos ricos en Omega 3, importante por su acción antiinflamatoria.

4) En casos severos, se recomienda la toma de medicamentos antifúngicos, para inhibir la excesiva proliferación de Candida u otros hongos oportunistas. Para tratar candidiasis superficiales  se utiliza la nistatina o los azoles tópicos, y para las sistémicas se utiliza la anfotericina B o el fluconazol. Pero no se puede pasar por alto algunos efectos adversos como su toxicidad elevada y la aparición de resistencias, que acaban disminuyendo su eficacia.
Por tanto se recomienda una buena alimentación, suplementación dietética, el uso de probióticos y prebióticos por ejemplo, después de un tratamiento prolongado con antibióticos, y una higiene adecuada, utilizando tejidos naturales y jabones íntimos adecuados.

Por: Jiniveth Gómez
8-868-927
Estudiante de Lic. en Tecnología Médica.



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